Un Buen Negocio Que termina en “Amén”
- diez0928
- 31 ago 2016
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Stan Mattson paseaba por las colinas de Berkshire en el otoño de 2007 cuando llegó a una colina con vista al río Connecticut en Northfield, Massachussets. Detuvo el auto y dio un vistazo. La escena era acogedora, con verdes pastizales y una pared de edificios de piedra y ladrillo, algunos de ellos con más de 100 años de edad. Mattson, quien dirige la Fundación C.S. Lewis en Redlands, California, pensó que se había topado con una ilustración de El león, la bruja y el armario. "Se sentía muy lewisiano", dijo. Al sentirse poderosamente conmovido, se sentó en el pasto y rezó.
Mattson llevaba tiempo en una misión para honrar a Lewis, un reconocido teólogo y autor de Las crónicas de Narnia, fundando una universidad donde los eruditos cristianos pudieran leer los grandes libros y sumergirse en las artes visuales y escénicas. Sus planes habían llegado el punto donde tenía que comprar un campus. Éste, originalmente el Seminario Northfield para Señoritas, que después formó parte de la Escuela Northfield Mount Hermon, llevaba en el mercado desde 2005. Inicialmente, Mattson no se mostró interesado. El panorama era muy remoto, y el precio de 20 millones de dólares (recientemente reducido de 40 millones de dólares) estaba fuera de su alcance. Pero ese mágico día algo encajó a la perfección. Rezando, pidió una guía y un benefactor. "Si la providencia nos da esta propiedad", dijo Mattson, "la aceptaremos".
La respuesta a las oraciones de Mattson resultó ser un desconocido clan de personas deOklahoma, inmensamente ricos, cuyo patriarca, David Green, cuenta con una fortuna neta estimada por Forbes de 2,600 millones de dólares. En un principio, la riqueza de la familia no tenía nada que ver con el petróleo o gas de Oklahoma. Los Green son magnates de las artes y artesanías. David Green abrió su primera tienda Hobby Lobby en 1972, con un préstamo bancario de 600 dólares, que pagó rápidamente. Ha estado ampliando su panorama, que se origina en el enorme centro de fabricación y distribución en Oklahoma City y que hoy se extiende 2,735 kilómetros en todas las direcciones, con 456 tiendas en 39 estados, más de 18,000 empleados y 2,200 millones de dólares en ventas. Y el crecimiento continúa. Las ventas de las tiendas privadas de Hobby Lobby aumentaron 6% el año pasado, según Green, mientras que sus ingresos generales crecieron 10%. La compañía aún no tiene presencia en la costa oeste o en Nueva Inglaterra, pero "llegaremos ahí", promete Green. Dice que el primer Hobby Lobby de California abrirá en enero en Visalia, no muy lejos de Fresno, y también habrá tiendas en Connecticut, Rhode Island, y New Hampshire a finales de 2011.
A sus 68 años, Green aún tiene una fuerte cabellera canosa y unos profundos y cautivadores ojos azules. Es muy explícito cuando habla de fe ("nos gustaría hablarle al mundo sobre Cristo, la única persona que consideramos una respuesta y la única respuesta"), y es vago cuando habla de susbalances ("mmm... somos rentables"). Eso es todo lo que sabemos. Hobby Lobby y sus productos derivados (como la vieja cadena de librerías cristianas de su hijo Mart) producen mucho efectivo para apoyar un pasatiempo familiar: comprar y donar bienes raíces para Cristo.
Green nunca se graduó de la preparatoria, ni su hijo, Steve, presidente de Hobby Lobby, ni su hija,Darsee Lett, quien maneja el departamento de arte. Mart, quien según Green podría remplazarlo como presidente ejecutivo cuando se retire, abandonó la universidad después de un año. Pero eso no impidió que la familia se interesara en descubrir bienes raíces subvaluadas y donarlas a las universidades. En los últimos 12 años han hecho más de 50 acuerdos, con un valor superior a 300 millones de dólares.
En 2004, los Green compraron una vieja planta de teléfonos celulares Ericsson en Lynchburg, Virginia, por 10.5 millones de dólares, y la dieron a la Universidad Liberty de Jerry Falwell, que construyó una nueva escuela en la propiedad. Un par de años después, pagaron al fondo de cobertura de Nueva York 3.5 millones de dólares para los edificios y terrenos de la Universidad Bradford, en Haverill, Massachusetts, que estaba en bancarrota. Invirtieron más de 5 millones de dólares en renovaciones, y el año pasado firmaron un acuerdo con la Universidad de la Biblia de Zion.
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