James Lewis Kraft: Su Fe en Dios
- diez0928
- 31 ago 2016
- 2 Min. de lectura

Nacido en la zona rural de Canadá, James Lewis Kraft comenzó trabajando en un negocio de comestibles, después en una empresa de quesos, pero terminó apartado de los negocios a causa de colegas inescrupulosos. Incluso apuñalado por la espalda, no se dio por vencido ni buscó venganza. Ni bien se levantó, se sacudió el polvo y volvió a luchar por sus objetivos.

En aquella época (los primeros años de 1900) no había refrigeración como en los días de hoy, entonces, el transporte de queso era un tema delicado. En el verano, muchos comerciantes preferían ni comprarlo, pues el queso ya llegaba en mal estado al establecimiento. Relegado por sus colegas, con tan solo sesenta y cinco dólares de capital inicial, James Kraft alquiló un transporte y comenzó su nuevo negocio: se levantaba de madrugada para comprarle queso a los productores y hacía un largo viaje para revenderlo a los pequeños comerciantes, antes de que el sol se convirtiera en un cruel arruinador de quesos. Tuvo éxito. El negocio se volvió próspero y sus hermanos se le unieron.

James Kraft quería encontrar la manera de ser el único en el mercado. Resolvió, en ese momento, hacerse socio de Dios. A partir de allí, tuvo la idea que revolucionó su negocio y su vida. El queso era un producto muy perecedero y James quiso inventar una manera de hacerlo durar más tiempo. Parecía una locura, pero él creía. Por medio del viejo método de ensayo y error desarrolló una técnica de pasteurización del queso que lo mantenía sabroso y aumentaba su durabilidad. La empresa creció rápidamente y sus negocios aumentaron durante la Primera Guerra Mundial, cuando el gobierno de los Estados Unidos envió sus quesos procesados para alimentar a las tropas.
Kraft trabajaba por la alimentación física, pero se preocupaba aún más en divulgar el alimento espiritual. Quería que otras personas conocieran al Dios que él había conocido. Se esforzaba como profesor de una escuela bíblica y, además de diezmista fiel, contribuía con la construcción de iglesias en áreas menos privilegiadas, para que la Palabra de Dios alcanzase a los menos favorecidos.
La empresa de Kraft posteriormente se transformó en Kraft Foods, grupo que hoy es la mayor industria de alimentos y bebidas de América del Norte, y la segunda mayor compañía de alimentos del mundo.
Con una estrategia de marketing avanzada para la época, James Kraft era visto como un hombre adelantado en su tiempo – característica compartida por otros grandes diezmistas de la historia.
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